SALIDA AL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE CANTABRIA
Hoy
toca ir al observatorio. Son los “deberes del día”. Hacer actividades con gente
para vencer las dificultades para relacionarme, el temor a los comentarios
negativos, las ideas angustiosas que se pasan por la cabeza… mi odisea
particular.
Por
suerte me han ayudado a elegir la actividad, necesito tener un poco centrados
los objetivos, si no es como estar en medio del océano sin brújula.
Hoy
toca ir al observatorio. Me resisto mucho mentalmente. Tiene que ser una broma,
una broma pesada. Una cosa es quedar con gente y otra cosa esto. ¿Voy a llegar
allí sin tener ni idea de astronomía? Fui una vez a una charla que daban y no
me enteré de nada, yo necesito que me lo expliquen como a un niño, y varias veces.
Y encima en Polientes, nada menos, en la web cuentan que está a más de 100
kilómetros. 100 de ida y 100 de vuelta. ¿Pero a qué hora vamos a volver? Y
advierten que por la noche puede hacer mucho frío, incluso en verano. Sólo de
pensarlo... Yo no estoy bien, tengo problemas físicos, además de los otros,
aunque una cosa tenga que ver con la otra.
Deseo con
intensidad que me digan que no tienen sitio, que he avisado con poca
antelación, pero no hay suerte. A medida que se acerca la hora pienso varias
veces en dar plantón, pero es que estando en casa me estoy poniendo peor,
realmente peor. No aguanto otra tarde más con mis dolores y mis pensamientos
negros. Tengo que ir. Pero qué dices, cómo vas a ir, vas a dar el cante, nada
más verte, con tus titubeos, tu mirada al suelo, tus respuestas extrañas, tus
muecas. Te van a descubrir. Sabes que irá a más, desde el principio aparecerán
rayadas mentales que ni siquiera sabes explicar, ni siquiera tienen palabras,
son solo ideas vagas. Estás demasiado nervioso. Quédate y duerme, llevas días
durmiendo muy poco. Pero es que me voy a sentir culpable por no ir, mejor voy
aunque sea por cumplir, solo ir, a lo mejor todavía llego allí y resulta que no
hay coches suficientes y me libro y quedo bien. Pero qué tonterías dices. Vete
y no pienses.
Voy, llego,
entro, subo, oigo gente. Esto empieza ya. Hay cinco o seis personas en una
mesa, conozco a uno, el que dio la charla a la que fui, un crack. Está con un
ordenador. Nada más llegar empieza a enseñarme un programa de astronomía que
simula cómo está el cielo cada día. Me alivia ponerme con él, así no me quedo
al margen de entrada. Problema: va demasiado deprisa, no le sigo, y llevo un
rato asintiendo. Segundo problema: no estoy hablando nada con los demás, que
están todos hablando de cosas que no tienen que ver con la astronomía. Empiezo
mal, tenía que haber empezado con los otros, no con Javier. Habilidades
sociales básicas, hombre. Y va a parecer que yo controlo, y en realidad no
controlo nada. Y con Javier la cosa me parece que ya empieza a ir mal, empiezo
a preguntar tonterías, o me sueno prepotente, o qué sé yo. Venga, no será para
tanto, si acabas de llegar.
Sobre las 9
nos vamos, voy con otros dos, uno de mi edad, Diego, que también es la primera
vez que viene y conduciendo uno de la asociación más mayor, Guillermo. De
momento los músculos no me dan problemas. Por el camino me siento muy poco
interesante comparado con ellos dos. Son muy ágiles mentalmente, cultos,
seguros… Diego es una máquina de datos: pájaros, pueblos, carreteras, historia,
de todo. Guillermo también sabe de muchas cosas, aunque no lo demuestra tanto,
se lo toma de otra manera. Lo suyo es más pasión. Yo ya estoy pensando hace
rato que ellos me tienen que estar viendo como alguien diferente, aunque intento
que sea algo distinto a otras veces, hacer menos caso a esas ideas, pensar más
objetivamente que por muy incómodo que esté el ambiente es bueno.
Cuando
llegamos casi sin darme cuenta me he separado de los dos y me he puesto en
“modo incógnito”, entre las demás personas. Es como una fuerza que tira de mí y
me empuja a no estar con nadie, y menos aún con los que ya me conocen un poco.
No puedo evitarlo, todo el día huyendo. Aunque también noto una fuerza
contraria, que busca no estar solo. Supongo que se parece un poco a las fuerzas
que atraen y repelen las estrellas y los planetas.
Hay una
pequeña charla, un video y luego subimos por grupos a ver el gran telescopio
del observatorio. En cualquier caso mejor aquí que en casa, eso seguro. Y se ve
que el ambiente es sano. Hoy creo que estoy pensando un poco más coherentemente
sobre cómo son las cosas. Pero es que me veo tan lejos de estar bien… Sobre las
12 salimos, parece que se puede ver algo en el cielo, cuando llegamos estaba
cubierto e incluso llovía un poco. Y pasan dos horas, se me hacen eternas.
Pienso que no se va a acabar nunca. Ahora sí tengo cargadas las piernas. Hay un
par de veces que me aparto de todos, entro otra vez en el observatorio y me
quedo sentado un rato en el servicio. Fuera están señalando estrellas y
constelaciones con punteros láser. No se respira tensión en la gente, ni es una
reunión de expertos. Yo hago algunas preguntas, digo alguna cosa, resulta que
Diego vuelve a estar ahí y hablo un poco con él, luego me vuelvo a apartar,
pienso en mis piernas y en que esto no tiene pinta de acabarse… Como una
máquina de pelotas de béisbol lanzando sin parar en mi cabeza, aunque algunas
bolas las devuelvo. Es curioso, con la oscuridad si no hablas eres totalmente invisible,
es cómodo pero también estás solo. Guillermo dice que esto se está animando y
que a lo mejor saca ahora su telescopio del coche. ¡Pero si son más de las dos
de la mañana!
Me voy el
último, con Guillermo, que se ha quedado hasta el final. También me preocupa
que ahora voy a ir hora y media solo con él y no voy a tener nada que decir.
Pero no parecen molestarle demasiado mis silencios y de hecho voy un poco más
relajado que a la ida. Llego a casa a las cuatro y media. No sé qué conclusión
sacar, me alegro de haber ido, en casa hubiera estado peor, eso sí, pero eso no
basta. Veremos qué tal la próxima vez.
Enhorabuena por superarte ante una situacion dificil
Bien por hacer lo que yo no me atrevo
Gracias por enfrentar tus miedos por
hacernos ver a los demas que se pueden enfrentar
Gracias por el paso dado