Que estamos locos.
La realidad es que tenemos dificultades para relacionarnos, controlar nuestros impulsos, identificar y gestionar las emociones y para afrontar los conflictos, pero somos gente normal como tú y estamos trabajando en cambiar y mejorar nuestras dificultades.
e nada que ver con la inteligencia.
La realidad es que a pesar de nuestras dificultades, somos muy capaces de estudiar, trabajar y auto-gestionarnos, aunque en momentos de crisis agudas, necesitemos un poco de ayuda para continuar haciéndolo.
La realidad es que hasta que sabemos gestionar la ansiedad que nos produce el día a día, nos encontramos agotados emocionalmente, y la medicación que tomamos tampoco ayuda.
La realidad es que ante un descontrol de impulsos en un momento de crisis, podemos llegar a romper cosas o incluso a hacernos daño a causa de la rabia y el sufrimiento que sentimos, pero esta agresividad no suele dirigirse a los otros, y gracias al tratamiento aprendemos a gestionarlo y contenernos.
La realidad es que este diagnóstico no tiene nada que ver con la inteligencia.